jueves, 14 de marzo de 2013

La Iglesia reconoce el hecho de los desaparecidos en Argentina

Traducción mejorada de una nota de Horacio Verbitsky publicada en Il Fatto Quotidiano.

El Vaticano sabía

 ​​5 JUN 2012

Ante las autoridades judiciales la Iglesia Católica de la Argentina confirmó la autenticidad del documento publicado por el diario Il Fatto Quotidiano el 11 de mayo, el cual tiene por objeto la reunión secreta de 1978 entre la jerarquía católica al más alto nivel con el dictador Jorge Videla, y en la que se habló del asesinato de los detenidos-desaparecidos. El documento, escrito en el lugar de la reunión y entregado por el mismo Videla a la Iglesia, se refiere a los crímenes más graves cometidos en la historia de la Argentina y entre cuyas víctimas se encuentran dos obispos y una veintena de sacerdotes. Fue puesto al descubierto por católicos indignados por la complicidad con una dictadura sangrienta.


Se trata de un escrito para informar a la Santa Sede y demuestra que, al menos desde 1978, la Iglesia sabía que la dictadura militar mató a los detenidos-desaparecidos, y en lugar de denunciar a la dictadura, habló con el jefe de esta sobre cómo manipular la información para causar el menor daño posible a la junta militar y a los obispos que recibieron las solicitudes de ayuda de las víctimas. Una vez que el documento se hizo público, el Poder Judicial ha pedido al episcopado que lo entregue a la justicia, teniendo además en cuenta de que los obispos no han podido negar su existencia.

En una audiencia ante el tribunal, Videla dijo que los detenidos-desaparecidos habían sido "condenados" y "ejecutados" y que este método le había parecido más cómodo, ya que "no tenía las consecuencias de una ejecución pública" que "la sociedad no habría tolerado". Otros oficiales ya habían dicho que habían recurrido a los métodos ilegales de eliminación debido a que el Papa no aceptaría los disparos. Videla explicó que no se publicaron las listas de detenidos-desaparecidos, ya que contenían errores e imprecisiones, y porque no hubo acuerdo dentro de las Fuerzas Armadas.

Sin embargo, durante el almuerzo del 10 de abril de 1978 con el Presidente y dos Vicepresidentes del Episcopado, en un clima que el cardenal Juan Aramburu definió como cordial, Videla dijo que "sería muy obvio decir que" los desaparecidos “están muertos: sería cruzar una línea de demarcación que se desvaneció, por lo que no existen. Sin embargo, es evidente que esto plantea serios interrogantes con respecto a dónde fueron enterrados: ¿En una fosa común? Y si es así, ¿quién los habría enterrado en esta fosa? ". Agregó que el gobierno no podría responder "debido a las consecuencias que tendría sobre algunas personas ", es decir, los secuestradores y asesinos. Sin embargo, en 1982 el Cardenal Aramburu siguió negando los hechos: en un informe de Il Messaggero dijo que no había fosas comunes y que los que "fueron llamados desaparecidos" vivían en paz en Europa.

A pesar de la enorme importancia de este reconocimiento tardío, ninguna autoridad eclesiástica ha hecho la menor referencia a la cuestión.

Como si la magnitud del hecho tuviera el efecto de silenciar a todos, los diarios Clarín, La Nación y Perfil han pretendido no entender que la publicación del documento era crucial para establecer el grado de complicidad de la Iglesia Católica con la dictadura militar y su criminal política. Como me contó el capitán de la Armada Adolfo Scilingo, la práctica de ejecutar a los detenidos-desaparecidos arrojándolos de un avión en vuelo fue aprobada por la jerarquía de la iglesia que creía que era una forma más cristiana de morir. La frase trae a la mente lo que fue escrito por Heinrich Himmler para explicar que la construcción de cámaras de gas en los campos de concentración con el fin de poner en práctica la "solución final del problema judío" era una forma "más humana". Él se olvidó de agregar: "Para los verdugos".

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http://www.ilfattoquotidiano.it/2012/06/05/argentina-sui-desaparecidos-la-chiesa-da-ragione-al-fatto/252914/

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