martes, 29 de septiembre de 2009

Bandas de Brooklyn ::: Blank Dogs



Blank Dogs es una banda conformada por una sola persona, de la cual se conoce poco. En las fotos, este tipo aparece con una máscara o con la cara tapada. Hay otros músicos que colaboran con Blank Dogs desde el 2005 y de éstos también se desconoce mayormente. Hasta ahora, el grupo ha sacado varios vinilos, singles, casetes y CDs. Aparentemente, no piensan que la piratería es robo porque su música se puede bajar gratis del internet. Su primera presentación fue en septiembre del año pasado. Solo han tenido otra más porai.

Sobre el Chapla Rock ::: Movida under ayacuchana de los 80

Los años de violencia política exacerbaron la idea de que Ayacucho solo significaba en quechua “rincón de los muertos” en vez de “morada del alma”. La guerra desatada por Sendero Luminoso en 1980 trastocó a la sociedad huamanguina tanto como los cimientos del país en general. Tales cambios fueron asimilados por la juventud ayacuchana de distintas maneras: algunos se aunaron a la lucha popular senderista, otros terminaron en las filas del ejército o la policía, mientras que la mayoría proseguía con sus vidas, encontrando la muerte o escapando de ella. Hacia 1986, un grupo de jóvenes formó el primer movimiento de rock en el interior del país: el chapla rock.

Toma el nombre de “chapla” porque sus integrantes consideraron que el rock que estaban produciendo era tan propio del lugar como el típico pan ayacuchano. Además, la música de las distintas bandas de este movimiento reflejaba la frustración juvenil en épocas de terrorismo, “el pan de cada día”, en palabras de Guillermo “Buho” Guevara, quien participó en la movida chapla de los ochenta con el grupo Resurrección.


En plena guerra civil, en diciembre de 1986, se realizó el primer gran evento del chapla rock. En el Cine Municipal tocaron seis bandas ante 800 personas: NN pies de barro, Nicho perpetuo, Los tóxicos, Resurrección, Anatema y Apocalipsis. Rafael Vargas Lindo, ex miembro de Resurrección cree que un movimiento rockero cuajó en la Huamanga de los ochenta porque: “Fue un rechazo a toda la violencia y problemas sociales que habían en aquella época. Y si nosotros no podíamos empuñar un arma, nuestra arma era la música. No éramos grandes guitarristas ni mucho menos grandes músicos, sino que la música nos sirvió para explayar o dar a entender lo que vivíamos”.


Se dio en ese momento el primer concierto de música under en Ayacucho, con un gigantesco pogo que terminó por destrozar las primeras tres filas de butacas en el cine. Volaron los pedazos por todos lados; al escenario, entre los músicos y el público desbordado por ese hardcore básico que camuflaba la falta de destreza técnica con los instrumentos. Apenas tocaban guitarras distorsionadas —tres acordes—, bajo, batería y voz. Más bien, gritos que hablaban de apagones, enfrentamientos, “fuego, peligro en la calle”.


El entusiasmo fue tal que los grupos de Huamanga decidieron hacer una gira. Hablaron con sus amigos huantinos y antes de que llegaran a esa ciudad ya había carteles en la calle anunciando, “Chapla rock ataka Huanta”. Sin embargo, el ejército impidió que tocaran. Una multitud los esperaba afuera de Multiservicios Rivera, pero como no podían tocar tuvieron que dormir en un parque y luego regresar a Huamanga (ver: http://enhuamanga.blogspot.com).


Como dice el “Buho” Guevara, quien hoy toca el bajo en la banda de metal Satrias, “los tiempos violentos generan bandas más agresivas”. En ese entonces, también estaban los grupos Crisis nerviosa y Atentado, que tuvo una existencia efímera: tocó una vez, se armó un pogo, hubo ebulliscencia y nunca más. Hugo Rodríguez, miembro de esta banda cuenta que se disolvió porque al baterista le llamaron “terruco” por la calle, debido al nombre de la agrupación, y luego porque empezaron las clases en la universidad y no lograron organizar otra fecha. Al igual que Atentado, hubo muchas bandas del movimiento chaplarrockero que tuvieron su debut y despedida en un solo evento. Solo quedaron los tercos.


Antes del primer evento de chapla rock, hubo un par de conciertos en los que vinieron grupos de Lima, tales como Feifer y Temporal. Edwin “Tampa” Vásquez, entonces miembro de Apocalipsis y luego ex baterista de Uchpa, recuerda que Pax fue el primer grupo de Lima que tocó en aquella Huamanga regida por el toque de queda, estado de emergencia y subversión. El chapla rock se vinculaba al movimiento musical subterráneo de Lima de diferentes formas. A mediados de los ochenta nadie en el circuito under nacional sabía tocar bien los instrumentos y solo importaba la visceralidad de las letras, del ruido y las presentaciones. En el centro de Lima había un pequeño local llamado No Helden que se convirtió en el punto emblemático de la movida subterránea en el Perú. Algunos de los músicos de la contracultura ayacuchana tocaron allí y se familiarizaron con las bandas de punk y rock limeñas. Por ejemplo, Apocalipsis participó en un festival en el No Helden y llegó hasta las semifinales.


En 1987, los músicos under de Ayacucho invitaron a Diario, un grupo folk-rock de Lima, para que tocara en el primer aniversario del chapla rock. Los limeños se llevaron el susto de sus vidas justo antes del concierto porque hubo un atentado. Se oyeron las detonaciones de bombas y dinamita, los lejanos ecos de una balacera y Huamanga quedó a oscuras. Éstos se tiraron al suelo a gritar. Pensaron que iban a morir. Los ayacuchanos, acostumbrados a tales hechos, hicieron lo de siempre: esperar a que volviera la luz y la calma. Como en 1986, este concierto fue multitudinario.


En el segundo aniversario del chapla rock, en 1988, Eutanasia, una banda emblema del punk limeño fue a Ayacucho. En un principio, el evento se iba a realizar en un local sobre el jirón Lima, pero a último minuto el dueño se echó para atrás, aparentemente porque la comitiva rockera no iba bien peinada. Entonces, los músicos ayacuchanos gestionaron un espacio en el local más “subterráneo” de todo Huamanga- un salón en el Hotel de Turistas. Lo curioso fue que las máximas autoridades, sean policiales, militares o civiles, dormían en ese hotel. Rafael Vargas recuerda: “Al final fueron unas 80 personas y allí tocamos… Imagínate a Eutanasia cantando, ‘dónde está el presidente/quién mierda es el presidente’”. Los ayacuchanos consideran que la coyuntura política los hacía tener ideas afines con las personas de la movida under limeña; estaban en contra de la represión militar y policial, pero —a diferencia de algunos subtes de Lima— no se volcaron hacia el fundamentalismo de Sendero Luminoso. Si bien los músicos del chapla rock nunca fueron amenazados por los senderistas, los pelos largos y el rock tampoco calzaron con el marxismo-leninismo-maoísmo-Pensamiento Gonzalo.


Esa fue la última edición del chapla rock, movimiento que no tiene registro de video y apenas uno que otro afiche y maqueta —o casete de promoción musical hecho en casa— sobreviviente. Sendero Luminoso fue perdiendo poder a comienzos de los noventa, pero durante la primera etapa de la pacificación no proliferaron las bandas. Más bien, todo lo contrario. Siguieron existiendo grupos de música metal, género que en la actualidad define la movida under, y algunos otros que tocaban covers de blues, como fue el caso de Uchpa, grupo que se hizo famoso por sus composiciones de rock en quechua. Recién a partir de 1997 comenzaron a emerger más grupos que han ampliado la oferta musical en la Huamanga de hoy, de bulevares y cosmopolitismo, donde se pueden también ver a jóvenes dark, emos, metaleros y electrónicos.